Con este texto concluimos nuestro estudio del tema de la vid y las ramas. De nuevo se retoma el del tema del fruto:
1. Dios recibe gloria por nuestro fruto -> nuestra transformación. Cuando en mi está la evidencia de la transformación y el cambio que trae Cristo, allí Dios recibe la gloria, no tanto en lo que hago o logro humanamente.
2. El resultado que Dios espera: mucho fruto, no simplemente un brochazo de su carácter, no sólo ir a la iglesia, no sólo tocar bien, más bien que nuestra vida sea profunda y radicalmente cambiada conforme a SU imagen.
3. Ser discípulos es ser seguidor de alguien, imitar a alguien. El fruto evidencia la realidad de a quién es a quien seguimos.
1. Dios recibe gloria por nuestro fruto -> nuestra transformación. Cuando en mi está la evidencia de la transformación y el cambio que trae Cristo, allí Dios recibe la gloria, no tanto en lo que hago o logro humanamente.
2. El resultado que Dios espera: mucho fruto, no simplemente un brochazo de su carácter, no sólo ir a la iglesia, no sólo tocar bien, más bien que nuestra vida sea profunda y radicalmente cambiada conforme a SU imagen.
3. Ser discípulos es ser seguidor de alguien, imitar a alguien. El fruto evidencia la realidad de a quién es a quien seguimos.
¿A quién estoy siguiendo y obedeciendo según la evidencia en mi vida?